La raíces del lenguaje
oral se puede encontrar en la charlatanería infantil en los primeros meses de
vida en efecto , incluso los pequeños sordos comienzan a parlotear al
principio de su vida, y en los primeros meses todos los infantes emiten los sonidos que se encuentran en los
repertorios lingüísticos remotos de sus lenguas maternas. Pero a principios del
segundo año, la actividad lingüística es diferente: comprende (en naciones de
habla inglesa) la expresión punteada de palabras aisladas: “mami”, “perro”,
(doggy) “papi”, “galleta” (cookie ) y , antes de mucho tiempo, la concatenación
de pares de palabras para formar frases significativas: “come galletas”,
“adios, mami”, “bebe llora”. Pasado otro año el infante de tres años expresa
secuencia de mucha complejidad, incluyendo preguntas, “¿Cuándo me levanto?”;
negaciones, “no quiero irme a dormir”, y oraciones con clausuras, “me tomo la
leche antes de la cena, ¿si?”. Y a la edad de 4 o 5 años el infante a corregido los pequeños desaciertos sintácticos en esas oraciones y puede hablar con
notable fluidez en formas que se parecen mucho a ala sintaxis del adulto.
El cerebro y el
lenguaje
Los futuros escritores
son los individuos en los que ha florecido la inteligencia lingüística mediante
el trabajo, y quizá también a través del sorteo genético. Menos felizmente,
otros individuos pueden exhibir dificultades peculiares con el lenguaje. A
veces los costos no son gravosos: se dice que Albert Einstein comenzó a hablar
muy tarde, pero pudiera decirse que su reticencia inicial le puede haber
permitido contemplar y conceptualizar el mundo de forma menos convencional.
Muchos infantes, que de ordinarios serian normales o casi normales, demuestran
dificultades selectivas en el aprendizaje del lenguaje. A veces parece que la
dificultad es inherente sobre todo en la discriminación auditiva: debido a que
éstos infantes experimentan dificultad para descifrar una serie rápida de fonemas, no solo tienen problemas de comprensión, sino también pueden articular
en forma impropia. La habilidad de procesar los mensajes lingüísticos con
rapidez pre-requisito para comprender el habla normal parece depender de que el lóbulo temporal izquierdo esté intacto; por estas razón las heridas a esta zona neutral o a su desarrollo anormal casi siempre bastan para provocar impedimentos
del lenguaje.
Gardner,
H., & Fernández, E. S. (1994). Estructuras
de la mente: La teoría de las inteligencias múltiples.
México: FCE.
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