Otro Aporte a la Conciencia Moral
¿Cómo
formar la conciencia en los hijos adolescentes? ¡Vaya tarea! Primero es
necesario tener clara la idea de conciencia, en que consiste, como surge. Y a
este respecto, como definirla. ¿Se trata de un acto moral o de un acto
cognitivo? ¿Es ambos a la vez?
La
palabra conciencia se relación con conceptos como darse cuenta, percatarse,
advertir. Son de su competencia la percepción, la reflexión, el discernimiento
del bien y del mal.
Podemos
decir que la conciencia es un dictamen de la inteligencia, una noción
intelectual acerca de lo bueno y de lo
malo. En virtud de ella, es factible juzgar moralmente las acciones.
Es
imposible construir una conciencia moral sin una maduración cognoscitiva como
ase, sin una adecuada capacidad de pensamiento.
No
obstante el desarrollo de la conciencia moral dista mucho de ser solo, o ante
todo, una mera función de la maduración cognoscitiva. No es suficiente saber
pensar, también debe saber como amar. Y aprender amar solo es posible en la
medida en que uno ha experimentado tal amor. Se entiende, entonces, que las
relaciones padre e hijo son un factor fundamental en el proceso de formación de
la conciencia.
Tener
conciencia moral implica contar con un conjunto de normas de conducta
aceptable, actuar conforme a ellas, y en un caso, sentirse culpable por
violarlas. Y y no hay mejor manera de crear tales condiciones, que ejerciendo
una disciplina que dé paso a al dialogo, se apoye en la aceptación amorosa del hijo y fomente
su capacidad de reflexión, sobre todo con
respecto a cómo su comportamiento afecta negativamente a los demás.
La
conciencia se desarrolla desde la niñez y forma parte del proceso de
socialización.
De
otra suerte el adolecente, y más tarde el adulto, tendrá a manifestar
comportamiento egocéntrico, carente de consideración hacia el sentimiento ajeno
y desprovisto a cualquier remordimiento. Ni que decir que un padre cuya propia
conciencia es defectuosa, no será un modelo adecuado para desarrollo de la
conciencia, oral de su familia.
Un
adulto preocupado porque su hijo adquiere una conciencia moral, debe ofrecerse
como modelo que sabe distinguir una conducta buena de una mala y opta
libremente por la primera. Debe interesarse
por lo demás y expresarlo mediante actos de atención, amabilidad,
colaboración, altruismo y tolerancia.
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