LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia emocional tiene sus antecedentes el proyecto Spectrum de Howard Gardner, quien es el creador de la teoría de las inteligencias múltiples. Él fue el primero en criticar y recocer que el repertorio de habilidades del ser humano va más allá de la palabra-número en que se enfocan los estudios tradicionales. Gardner sostiene que deberíamos pasar menos tiempo “evaluando” niños y más tiempo ayudándolos a identificar sus gracias y competencia naturales, para así cultivarlos.

 Él encuentra siete inteligencias que son naturales al ser humano.
1.     Inteligencia lingüística.
2.     Inteligencia musical.
3.     Inteligencia logicomatemática.
4.     Inteligencia espacial.
5.     Inteligencia corporal.
6.     Inteligencia intrapersonal.
7.     Inteligencia interpersonal.
El termino inteligencia emocional fue utilizado por primera vez en 1990, por los psicólogo Peter Salovey de la Universidad de Harvard y John Mayer de la Universidad de New Hampshier. Se le empleo para escribir las cualidades  emocionales que parecen tener  importancia para el éxito.

 Estas pueden incluir:
·        La empatía.
·        La expresión y comprensión  de los sentimientos.
·        El control de nuestro coraje.
·        La independencia.
·        La capacidad de adaptación.
·        La simpatía.
·        La capacidad de resolver los problemas en forma intrapersonal.
·        La persistencia.
·        La  cordialidad.
·        La amabilidad.
·        El respeto.
Todas las emociones, en esencia, son impulsos para actuar. La raíz de la palabra emoción viene del latín “mover hacia”-mover afuera- y ello sugiere que la tendencia de actuar está implícita en toda emoción. Cada emoción desempeña un papel  único y prepara el cuerpo para una diferente forma de respuesta.
( libro Cómo desarrollar la inteligencia emocional. Autor: Guillermo Baena Paz)
Tener un coeficiente intelectual alto no es garantía de éxito no de felicidad o de prestigio en la vida; incluso  poseer una gran inteligencia no significa saber pensar o ser  un buen pensador. Esto nos lleva a reflexionar  que no solo son importantes las habilidades intelectuales, sino también todas las que tienen que ver con nuestra capacidad de ser personas; es decir, las habilidades y valores que nos van conformando y llevando hacia una madurez  humana, emocional e intelectual. Al conjunto de la interrelación de estas habilidades  es a lo que Daniel Goleman denominó inteligencia emocional. Nos referimos muy particularmente a los valores y actitudes que hacen que una persona tenga autodominio, persistencia, consistencia, capacidad de auto motivarse, con sentido de empatía, capacidad de escuchar y resolver  armoniosamente conflictos, además de ser cooperadora y asertiva. El mismo Goleman afirma que obtener las mejores calificaciones  en las instituciones  educativas nunca ha sido garantía  de éxito profesional.
Desde luego que las emociones no son malas intrínsecamente; son parte de la condición humana, pero cuando dominan  sobre la razón  y no existe un equilibrio, pueden volverse destructivas  y contraproducentes. Sin embargo, cuando se utilizan  para ser más eficientes y se ponen pasión y esfuerzo en el logro de las metas y el mejoramiento  del crecimiento individual y grupal, entonces se convierten en herramientas fundamentales para vivir en forma plena y ser competentes como personas y profesionistas. El desarrollo de la inteligencia emocional es proporcional a crecer en el desarrollo humano; es decir, alcanzar ciertos valores como conocerse, aceptarse, ser autentico, descubrir el sentido de la vida en lo individual y en lo social.



(libro: pensamiento creativo. Autores: Ramón Longoria Ramirez, Irma Laura Catún Hinojosa, José Daniel Ruiz Sepúlveda)


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